viernes, 21 de mayo de 2010

¡Alea jacta est!

O sea, que nos damos por violados, abusados, ofendidos, desprestigiados y encanallados. Los funcionarios han sido, somos y serán la brocha de reserva para darle un poco de lustre a la mala, mas bien pésima, gestión de los elegidos, que no consagrados, de turno. Para que puedan quitarse las legañas producidas por una tras otra noche loca, aunque sea mintiendo más que respiran/jadean, y jadeando ( y lo otro) más que un cerdo. Sin más. Y además cobrando lo que es irreproducible, por indecente.

Porque dice el viejo refrán, que de donde no hay nada se puede sacar. Que el movimiento se demuestra andando. Y que la mala gente, los de mala ralea, los llamados por mi tierra, "consagrats", por mucho vestido/traje de mil euros (duros no hace tanto) que lleven, no cambian ni Padiós.

Pues arrieros somos, y, les aseguro, que nos veremos en el largo camino que nos espera. Que el llanto y crujir de dientes no ha hecho sino empezar.Y que sin tener la memoria de un elefante, puedo prometer, y prometo, que nada de todo esto se me va a olvidar. Ni voy a perdonar.

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