martes, 11 de agosto de 2009

Dice quien de esto sabe... (Suma y sigue)

..aunque parezca mentira, que más sabe el diablo por viejo, que toda la Curia de Sevilla. Y por curia me permito, en este arripiado embeleco, referirme a tantos cuantos santones de la política fueron y son oriundos de aquella vega, por el Guadalquivir regada y muy puenteada ella, la Villa.

Y al caso viene la historia por la tormenta dañina que ha dejado en el anden a tanto señorito de la ancha Anda lucia. Y algún que otro madrileño, turista o de otras villas, que desde allende los mares van y vienen por las castillas, pero la favorita, de ley es reconocerlo, es la que corta el AVE, cuando no la diña la vía.

Y digo yo que a los de la gaviota azulona, se lo han puesto como a Dom. Fernado VII para desenvainar la tizona, cimitarra, o espingarda tardía, pues se trataría de poner, sobre el tapete de Sus Señorías, los de las puñetas y togas, los Proyectos aprobados, bendecidos y recobrados, con convolutos a porfía,que costaron así como docena y media de huevos y que de cualquier riada nos protegían.

¡Tiren pues de la manta!. ¡Salte el polvo de los legajos!. Hágase la luz y veamos, como cuanto fue lo que trincaron, para que con el pasar de lo años por poco se produce una hecatombe al ponerse la naturaleza, por montera, las dichosas vías.

Sí, Erich, sí: Nos faltaba, y sigue faltando, control, mucho CONTROL. Y cuarto y mitad de vergüenza torera.

1 comentario:

OptimistasigloXXI dijo...

Pues me temo que no, Caminante. O como se dice ahora, pues va a ser que no. Porque a nuestra Leal Oposición le preocupa más el tocar pelo a mogollón, que evitar que este barco español se vaya a tomar viento para YA. Y para muestra lo del Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo que están en una interminable partida de pingpon donde los únicos paganos son los españoles de a pie, los que todavia cremos en aquello de la JUSTICIA con sus ojos tapados y la balanza bien equulibrada.
Malorum causa Civita nostra, dijo David y tiró el arpa. Y en esta España multimedia da la impresión de que el pescado ya está todo vendido. Y eso duele.